Casa Jeanne d'Arc: la tienda de la religiosidad navideña
Casa Jeanne d'Arc ofreciendo sus Pesebres y Nacimientos en publicidad de Navidad de 1956, en los días previos a la Navidad.
Una de las tiendas más importantes para la celebración de la Navidad entre los santiaguinos del siglo XX fue la Casa Jeanne d'Arc, en pleno centro. No era una tienda sólo para elegir obsequios o decoración pascuera como los grandes locales comerciales e importadoras de esos años, sin embargo: se trataba del principal lugar de ventas de imaginería y artículos religiosos de la ciudad y que, a fin de cada año, tenía por protagonistas a los pesebres, los retablos y los fanales con figuritas alusivas al Nacimiento de Cristo, la escena de Belén y la llegada de los Reyes Magos entre otros pasajes de los evangelios y un sinnúmero de complementos para la religiosidad del período.
La Jeanne d'Arc había nacido en Valparaíso durante la primavera 1872 con el nombre de Casa Blas Ricardi, como se podía leer en una antigua placa de bronce bruñido con aspecto de blasón que se conservó en ella hasta el fina de sus días y como recuerdo de su historia de la propia en las vitrinas. Fue fundada por los señores Lafourcade y Ricardi quienes mantuvieron el negocio con su aspecto y función originales hasta 1908, cuando fue adquirido por el comerciante español Alejandro Menares, pasando a ser llamada A. Menares y Cía. o, simplemente, Casa Menares.
El establecimiento comercial importaba sus mercaderías directamente desde Europa, principalmente artículos religiosos, artísticos y objetos de fantasía para regalos, según se publicitaba. Algunos de sus objetos a la venta eran bastante exclusivos y artísticos, de gran elegancia, aunque también tenía algunos a precios más accesibles al público modesto. Si acaso no fue la más importante de su época, entonces, cuanto menos ha de recordarse como una de las principales, más surtidas y antiguas. Desde el momento en que Menares se hizo cargo de ella, además, comenzó a traer muchos otros artículos y estatuillas que resultaban bastante escasos y de difícil acceso, como cristalería belga de la compañía Val Saint Lambert y la Harmoniun Kasrul, lámparas eléctricas y como piezas dirigidas a iglesias, casas religiosas y hogares por igual, además de cruces, candelabros, rosarios, escapularios, velas, cirios, cuadros, etc.
Conservando el mismo nombre y razón la casa se había instalado en Santiago, llegando así la dirección de calle Ahumada 34-38 en pleno centro, en el zócalo de un edificio que ya no existe y que estaba cerca del cruce con Moneda, por donde se ubicó después una sede del Banco de Chile. En 1912, se leía en la revista "Zig Zag" sobre la exitosa tienda de Menares:
La especialidad de la casa es la importación de bronces para altares, vestidos sacerdotales confeccionados en fábricas francesas y toda clase de artículos religiosos. Posee catálogo propios de mercaderías existentes, lo que da al público grandes facilidades para sus pedidos.
En 1923, homenajeando a la Doncella de Orleans heroína católica, mártir y santa patrona francesa, Juana de Arco, la tienda tomó ahora el nombre de Casa A Jeanne d'Arc y quedó capitaneada por la firma P. Noirot y Cía. Ltda. todavía hasta los años cuarenta, con el señor V. Dartiguelongue como gerente. Pasó después a ser llamada Casa Jeanne d'Arc, el mismo nombre que mantuvo hasta sus últimos años. Su propiedad había sido tomada continuación por don Marcelo Saenger Caperán, conservando de aquellos lejanos años una gran pieza de mármol en la que se anunciaba el mismo nombre del local en letras negras.
Con aquel definitivo título Jeanne d'Arc la tienda celebró sus 75 años de existencia en 1947, cuando ya era una de las casas comerciales más antiguas que aún existían en calle Ahumada y en todo Santiago. En las fotografías históricas que la misma conservaba en sus vitrinas e interiores -y que eran parte de la verdadera exposición dentro del mismo local- se podía ver una en particular con un mensaje de agradecimiento a su clientela por aquel aniversario de brillantes.
Fachada e interior de la tienda cuando aún se llamaba "A. Menares y Ca.", en calle Ahumada 38. Imagen publicada en páginas de la revista "Zig Zag" de 1912.
Publicidad para la tienda cuando estaba en Ahumada 38, en "La Nación" del 27 de marzo de 1923. Fue el año cuando cambió a su nombre A Jeanne d'Arc.
Publicidad navideña para la tienda A Jeanne d'Arc en el periódico "La Unión Patriótica de las Mujeres de Chile" de Santiago, edición de diciembre de 1926.
Vitrina del primer local que la tienda tuvo en Santiago, en Ahumada 38. Archivos fotográficos de la propia tienda.
Muebles y vitrinas al interior de la antigua sede de la Casa Jeanne d'Arc en Ahumada 38, hacia mediados del siglo XX. Archivos fotográficos de la propia tienda.
Sencillo aviso para la misma tienda en la revista "En Viaje" de julio de 1945. Aún se llamaba "A Jeanne d'Arc".
Publicidad navideña de la Casa Jeanne d'Arc hacia inicios de diciembre de 1950, en el diario "La Nación".
Aviso con saludo de Navidad y Año Nuevo de la Casa Jeanne d'Arc, en diciembre de 1956.
Fachada de la tienda en 1963, en reportaje del diario "La Nación" a la calle Ahumada.
A la sazón, Casa Jeanne d'Arc seguía siendo el más importante lugar de venta de figuras navideñas durante la temporada en Santiago, en una época cuando los Pesebres o Nacimientos de Belén de carácter más popular o factura más sencilla no eran tan comunes aún. Permaneciendo en propiedad de la firma Saeger y Cía. Ltda. y vecina la también popular armería y ferretería La Llave, la tienda religiosa tenía en vitrinas algunas ornamentaciones de diferentes características y valores para la espera de la Nochebuena en diciembre, pero en el marco general esencialmente católico y de iconografía devocional, como coronas de Adviento o velas de cera y fantasía.
La casa también contaba con finas piezas especialmente dirigidas a quienes buscaran regalos de arte, formando así un leal público que se proveía año a año en la misma casa, tanto en las señaladas fiestas Navideñas como en las de Pascua de Resurrección. A su vez, ofrecía servicios para primeras comuniones o bautizos (cintas, medallas, libros de misa, coronitas, azucenas, velos, chiches, tarjetas de santos, etc.), más los tradicionales bronces, estampas, estatuas, gargantillas de oro, bronces y orfebrería litúrgica, además de impresiones para celebraciones, lutos, recordatorios, primera misa, etc.
Buen conocedor de su negocio, el señor Saenger solía iniciar la temporada de fin de año en su publicidad no sólo ofreciendo ofertas del período o avisando de la llegada de Nacimientos, sino con un saludo abierto de Felices Pascuas y Año Nuevo dirigido a su clientela. Esto da otra pista de la relación ya fidelizada que había logrado con su público, probablemente del rango más conservador y pudiente de la sociedad capitalina en su mayoría. En lugar de un aviso corriente para diciembre de 1950, entonces, el comerciante había hecho publicar el siguiente mensaje:
EL MEJOR REGALO DE NAVIDAD
La Pascua de la fiesta religiosa por excelencia. No se debe profanar esta fecha haciendo regalos ajenos a ella. Elija sus presentes de Navidad en la Casa Jeanne d'Arc, Ahumada 38. Ahí podrá encontrar toda clase de artículos religiosos de gran valor.
Tres años después, aprovechando también el período de primeras comuniones que se hacían coincidiendo con el Mes de María y la fiesta de la Inmaculada del mismo diciembre, decía ahora a inicios del mes en 1953 y en medios impresos como "La Nación":
SE ACERCA EL DÍA DE LAS PRIMERAS COMUNIONES
Estamos en plena época de las Primeras Comuniones. El mes de la Virgen, como se llama diciembre, está ofreciendo su aroma en todos los templos de Santiago. Los niños se aprestan a hacer sus primeras comuniones en el día más hermoso de las fiestas religiosas, de la Inmaculada Concepción.
Para este día prepare a su niño con los artículos de lujo que ofrece la Casa Jeanne d'Arc, en la primera cuadra de Ahumada. Hay regalos de todos los tipos y calidades. Una visita por esta casa facilitará la labor de los padres en materia de selección.
También en el diario "La Nación", en su edición del martes 12 de febrero de 1963, se explicaba algo más sobre la estrecha y generacional relación de la tienda con su clientela:
Muchas fueron las generaciones santiaguinas y público de provincias en general que han concurrido o solicitado los acreditados artículos de ese legendario establecimiento de calle Ahumada, a su entera satisfacción.
Su actual propietario, el señor Marcelo Saenger Caperán no sólo ha sabido mantener el hondo prestigio comercial de esta importante casa comercial de la capital, sino que ha acrecentado en tal forma la órbita de sus actividades comerciales y ha mantenido el respeto, prestigio y seriedad a los católicos de Chile, a través de sus 91 años de existencia de la Casa Jeanne D'Arc.
La estatua de Juana de Arco que custodió tantos años la paz de las vitrinas en la casa de ventas de figuras religiosas con su nombre.
Blasón de bronce de la antigua tienda Jeanne d'Arc de Ahumada, que estuvo hasta el final de sus días las vitrinas de la misma, cuando ya había dejado aquella ubicación.
La tienda de la Casa Jeanne d'Arc en su último día de existencia, febrero de 2011, al interior de la Galería Imperio de Santiago Centro.
Placa de mármol con el nombre de la tienda que pertenecía a sus antiguos establecimientos. Se conservaba dentro del último local, para la exhibición.
Interior de la tienda, en su último día. Imaginería religiosa siendo puesta en liquidación.
Interior de la tienda, también en sus últimas horas. Los que se ven son algunos de los últimos clientes que visitaron la Casa Jeanne d'Arc.
La puerta del establecimiento, recién cerrada y por última vez, para siempre. Se observa la escena del Nacimiento de Cristo que tenía en sus vitrinas y que había quedado a la venta desde su Navidad anterior. Una historia de 139 años se acabó aquella tarde de verano.
La tienda o "santería" permaneció alrededor de 7o años en la céntrica ubicación de la capital, siempre con sus vitrinas coloreadas por Cristos, Vírgenes y ángeles, llegando la hora de mudarse. A no mucha distancia de allí, tras la demolición del antiguo edificio de la Unión Comercial y la construcción de la Galería del Rey en calle Estado 33, pasó a ocupar uno de los locales de este pasaje. En este sitio la Casa Jeanne D'Arc vivió otros 30 años de su prolongada existencia, aunque ahora en lo que quedaba de aquello que había sido su próspero negocio: el paulatino alejamiento de la población desde la religiosidad, además de la popularización y factura más barata de piezas de imaginería, estaban alterando la relación del público con este estrecho segmento del mercado.
Hacia el 2000, Jeanne d'Arc se mudó a la que sería su última ubicación, en la Galería Imperio cerca del acceso por calle San Antonio. En esos momentos ya estaba al mando de doña María Victoria Saenger, sucesora de esta dinastía familiar desde el año 1995 y última dueña del histórico establecimiento de las imágenes religiosas. A pesar de los tiempos adversos, además, la casa se proveía de prestigiosos talleres nacionales como Socima, Sonavela, Decorum, y Chantilly; y extranjeros como imaginería religiosa De Regalado de Perú, imágenes religiosas Ceramix de Italia, medallas y artículos de metal Orfebrería Cevallo de Ecuador, cálices y custodias Carlos Molina de Argentina y otros abastecedores de carbón litúrgico e inciensos.
Aquella última época de la tienda transcurrió cerca del clásico restaurante La Due Torri y del Teatro Municipal con su dura Plaza Mekis, como otro vestigio del viejo Santiago al que había pertenecido. Entre los últimos artículos artísticos y religiosos que comerciaba figuraron algunos ya más populares, como las figuras de yeso, pero también finísimos cirios y valiosísimos cuadros artístico. Continuaba ofreciendo los servicios e implementación para ceremonias como bautizos y matrimonios, además de bordados personalizados. Su vitrina era custodiada por la antigua y hermosa efigie de la santa guerrera mártir francesa, además de las piezas de la historia de la tienda que habrían sido deleite para la observación de un anticuario.
Sin embargo, más o menos tras el terremoto de febrero de 2010, comenzaron los problemas que llevarían a la Jeanne d'Arc al cierre definitivo. Vinieron las notorias bajas en las ventas por la depresión del comercio, seguida de la compra de la Galería Imperio por el importante grupo inversionista Saieh y la incertidumbre sobre el futuro de la misma. Se notificó de su cierre para mediados de abril de aquel año con miras a la conversión de estos pasajes en el Mall Vivo Imperio. Triste fue su última Navidad, entonces, aquel mes de diciembre en el Bicentenario Nacional y cuando era inminente su fin.
Tras algunas resistencias e intentos de negociación, todos aquellos factores llevaron a doña María Victoria a decidir el cierre del histórico lugar sin buscar trasladarlo. Durante el mes de febrero de 2011 la tienda ofreció sus productos con descuentos de hasta 60%, por liquidación de existencias. Muchos curiosos llegaron en esos días a ver este sitio por última vez y llevarse algún recuerdo, a casi 140 años de su fundación. Así, las vitrinas comenzaron a desocuparse y aparecieron cajas con embalajes adentro, unas abiertas y otras cerradas. Carteles de "Se Vende" fueron colocados en la puerta deshaciéndose también de algunas vitrinas y muebles, acompañando la escena con recortes de noticias que avisaban del fin de la Casa Jeanne D'Arc. De hecho, se la había ofrecido a la venta con franquicia y todo, pero parece que no hubo resultados concretos.
El destino de la tienda se consumó el viernes 25 de febrero de 2011, cuando cerró sus puertas y mamparas por última vez en el 806 de la galería, a las 17:30 horas. Todavía en sus últimos instantes de vida, sin embargo, seguía recibiendo clientela interesada en llevar algo de est historia hasta sus hogares. Concluía de esta forma aquella semblanza iniciada en 1872, y que ahora se integraba al abundante legendario intangible de Santiago: como la propia Juana de Arco, la vieja casa comercial se inmolaba entre las llamas del progreso y la transformación de la sociedad chilena.
Casi simbólicamente, sin embargo, en su vitrina principal quedó armado un trío de estatuillas con la Sagrada Familia en el Nacimiento de Cristo, como recordando esos años cuando la gente hacía fila en la misma casa para comprar artículos, figuras artísticas y ornamentales de cada Navidad. Permaneció allí algunos días más antes de que fuera vaciado y remodelado completamente aquel espacio comercial.
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